¿Son las flores un antídoto contra la fatiga pandémica?

Últimamente mi vida está invadida por flores. Y no me quejo, me parece maravilloso. Mi timeline de Instagram está plagado de fotos de jarrones preciosos con todo tipo de flores frescas y esplendorosas, selfies de chicas en ascensores con ramos de flores recién comprados, y todo tipo de prendas con estampados florales. Además, mi madre cada pocos días trae a casa un ramo de lilas frescas que ponemos en un jarrón en la mesa de la cocina. Ya lo dijo Miranda Priestly: «Florals? For spring? Groundbreaking«.

Vale, las flores son un cliché típico de primavera que regresa cada año de una manera o de otra. Sin embargo, lo cierto es que este año, más que nunca, están presentes a nuestro alrededor, y creo que esta fiebre repentina no responde únicamente a la época en la que estamos. Las flores están más de moda que nunca, especialmente las margaritas, las grandes protagonistas de esta primavera 2021 según varios artículos de tendencias. Prueba de ello es la colección que lanzó hace apenas un mes Westwing: toda una sección de moda y decoración para el hogar en torno a esta flor.

Hace apenas unas semanas la firma francesa Jacquemus emprendía otra iniciativa original en torno a las flores en la capital de la moda. Se trata de una floristería en el distrito XVIII de parís. En formato pop-up (una tienda emergente temporal) y en colaboración con Les Fleurs de Paul, una empresa tradicional familiar de Francia, Jacquemus vendió cientos de ramos de flores a cientos de parisinos que hacían cola a la puerta de la tienda ansiosos por recibir su ramo. A un precio de 30 €, las flores venían envueltas en coloridos retales de tela sobrantes de colecciones pasadas con una etiqueta de la marca (que muchos aprovecharon para reciclar y crear prendas a partir de ellos). Sin duda, una iniciativa de lo más «instagrameable».

No cabe duda de que las flores han vuelto pisando fuerte este año. Pero, ¿qué explicación tiene esta obsesión repentina? Yo misma he respondido a este fenómeno haciéndome la siguiente pregunta: ¿No sois más felices desde que es primavera? Porque yo sí. Este año, más que nunca, he agradecido la llegada del buen tiempo, los rayos de sol y los días más largos. Y es que la fatiga pandémica es un hecho. Pero que las flores nos hacen más felices, también.

Las flores pueden parecer la cosa más banal y sencilla de este mundo. Pero creo que precisamente en eso radica su encanto y el motivo por el que parece que se han convertido en un pequeño antídoto contra la fatiga pandémica. En estos tiempos tan convulsos y complejos, fijarnos en pequeños detalles cargados de simplicidad y belleza nos hace la vida (un poquito) más llevadera y nos aleja del ruido, del estrés y la gran preocupación que lleva afectando nuestras vidas desde hace un año. Por cierto, cuando no puedas más te recomiendo visitar la rosaleda del Jardín Botánico de Madrid, un pequeño edén en el centro de la capital que Chanel ha anunciado que restaurará con motivo del 100 aniversario del icónico perfume Chanel Nº 5. Si no, también te puedes pasar por Mon Parnasse, la nueva floristería que ha causado sensación en Madrid o el Jardín del Príncipe de Anglona, un secreto escondido en el Madrid de los Austrias. Las flores no solucionan los problemas ni garantizan la felicidad eterna y absoluta, pero hacen la rutina un poco más llevadera y tienen el poder de sacarte una sonrisa, que no es poco.

Jean Shrimpton (Bert Stern, 1965)

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